Tintes para Madera
Este es un campo, al igual que sucederá con los acabados, en el que hay casi infinitas formas de hacer las cosas, todas más o menos válidas. Lo mejor es aprender varias, experimentar y llegar a conclusiones que nos dirigirán hacia un criterio propio a la hora de elegir uno u otro camino. Yo me limitaré a hablar de los tintes y acabados que más se usan en el tipo de talla que yo practico, sin menospreciar cualesquiera otras técnicas que posiblemente utilizáis o conocéis.
Básicamente, hay dos tipos de tintes: al agua y al disolvente. Yo no recomiendo los tintes al disolvente en las piezas talladas, pues la velocidad con que penetran en la madera, hace que sea muy difícil aplicarlos uniformemente, llegando a todos los recovecos de la obra manteniendo la misma intensidad de color en su totalidad. Este tipo de tintes es muy utilizado en carpintería y ebanistería para grandes superficies uniformes, pero en nuestro campo, su uso está muy restringido. Por tanto, nos quedaremos con los tintes al agua: se trata de unas sustancias (naturales o artificiales) solubles en agua que nos permitirán teñir nuestros trabajos para dotarlos de mayor realce y calidad. Aquí me gustaría hacer una observación: es muy frecuente que los principiantes no deseen oscurecer mucho sus trabajos de talla y se nieguen a darles color o si se lo dan, muy claro. Con la experiencia, se va cambiando de actitud hacia colores más oscuros, que hacen que la obra parezca tener más relieve, siempre sin caer en una oscuridad excesiva, que desembocaría en el efecto conocido como ebonizado (teñir de negro la madera -con nigrosina- para que parezca ébano).
El dominio de los tintes es complejo: la concentración de la disolución, la temperatura del tinte en la aplicación, el poro, el tipo y la veta de la madera, y gran cantidad de factores más, hacen que cada aplicación sea diferente y que tengamos que tener mucho cuidado con teñir diferentes piezas de un mismo mueble con tintes de diferente "cosecha". Si vamos a teñir un mueble en varias tandas (por su tamaño o porque sea imprescindible hacerlo así), usaremos el mismo colorante (a la hora de hacerlo nos cuidaremos muy mucho de que no nos vaya a faltar).
Tal y como la hemos hecho, podemos pasar a aplicarla, teniendo en cuenta que si la damos en caliente entrará más por la madera y teñirá más. En cualquier caso, el tiempo mínimo de secado será de 24 horas. Esta mezcla la podemos combinar con otros tintes para conseguir matices de color, imitar el tono de otras maderas o incluso realizar efectos espectaculares. Una posibilidad que yo recomiendo es la de añadir un poco de tierra de ocre. Es un tinte que añadido a la nogalina le da un tostado que se asemeja al color avellana. Es un tono muy agradable y recomendable para la mayoría de las tallas. Si lo que queremos es simular que la madera es roja (caoba, bubinga, sapelli, palo rojo,...) añadiremos un tinte rojo (cochinilla o punzón, por ejemplo) y luego para crear efectos artificiales tenemos el verde malaquita, azul de Prusia, amarillo, Siena, pardo, nigrosina,...
Primero: no se debe abusar de los colores fuertes. Estos tintes o anilinas al agua están muy concentrados. Habitualmente es suficiente con la cantidad que se queda en la punta de un cuchillo para medio litro de nogalina ya hecha. Si nos pasamos, podemos arruinar el trabajo (y la talla no suele ser trabajo de 5 minutos), así que los iremos añadiendo muy poco a poco y probando en una tabla inservible.
Segundo: no mezclar muchos colorantes en la misma tintada. Es fácil que unos anulen a otros y formen una grisalla desagradable. Si hemos estropeado un tinte haciendo pruebas, lo tiraremos; nos ahorraremos de tirar más cosas después.
El trabajo con los tintes no termina ahí. Cuando es verdaderamente importante dominar sus características y posibilidades es cuando tenemos que realizar algún trabajo de restauración o imitar el acabado de otro mueble. Aquí se convierte en esencial su perfecto manejo y la práctica es la mejor herramienta para lograrlo.
Ahora que estáis entusiasmad@s con el descubrimiento de los colorines, os voy a dar una mala noticia: cuando se dá el tinte, en húmedo tiene un color, al secar, otro, al envejecer, otro y al encerar o barnizar otro, con lo que podemos ir de susto en susto según vayamos avanzando en el proceso. No todo van a ser malas noticias, un alivio: el color que muestra la madera al aplicar el tinte, todavía húmedo, es muy, pero que muy similar al que va a tener al final del proceso, así que no os preocupéis demasiado, el tono elegido volverá a aparecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario