Emplastecido de la Madera
El emplaste es básicamente una pasta que se aplica sobre la grieta, introduciéndola con una espátula. Al secar, endurece y adquiere una textura parecida a la de la madera. La podremos lijar, aunque no es fácil tallarla, por lo que evitaremos modelar con emplaste elementos que tienen que resaltar de la superficie o que haya que retocar con la gubia.
Podemos encontrar diversos tipos de emplastes en el mercado. Su base suele ser acetona, resina o disolventes. Secan rápido y se suelen teñir bastante bien, aunque tendremos cuidado en esto. Si la superficie que tenemos que emplastecer es apreciable probaremos antes cómo responde al teñido (lijándolo más o menos después de su secado). Así veremos si el resultado nos convence sin tener que correr riesgos con nuestra querida talla.
Se presenta en diversos colores, con los nombres de las maderas a las que supuestamente equivalen (no siempre es muy acertada esta clasificación).
También lo podemos fabricar nosotros: el sistema ideal es usar cola blanca de carpintero y serrín de la misma madera que vamos a emplastecer. El serrín lo obtendremos de la bolsa de aspiración de la lijadora, o de otra máquina que lo acumule. Cuanto más fino sea ese polvo, mejor nos quedará el emplaste. Las proporciones varían según las maderas y el molido. Hay que ir mezclando los dos ingredientes muy bien y comprobando la textura hasta conseguir una pasta que se pueda manejar bien con la espátula. Podemos guardarlo para otra ocasión si lo metemos en un recipiente con tapa, aunque tampoco nos durará mucho tiempo.
La última cosa que deberemos tener en cuenta sobre los emplastes es que no suelen coger el tinte de la misma forma que la madera, por lo que tendremos especial cuidado en el momento de teñido, para que el resultado final sea adecuado. Algunas veces deberemos lijar muy bien ese emplaste añadido y teñirlo más diluido, mientras que otras veces tendremos que retintarlo, porque no ha cogido el color suficientemente.
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